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La castigo implacable de Ksusha continuó sin cesar en el desolado sótano. Desnuda e indefensa, permaneció atada en cuclillas en el frío suelo, sus delicadas plantas del pie mostrando las evidencias de su sufrimiento, capturadas sin piedad por la indiferente lente de la cámara. Mientras el frío se abría paso en sus huesos, un destello de esperanza titiló por un momento cuando su Amo le ofreció una tentadora oportunidad de escapar. Ciega y vendada con cinta adhesiva, buscó ciegamente en busca de las esquivas llaves, sus movimientos tímidos y desesperados. Sin embargo, a pesar de sus esfuerzos fervientes, las llaves permanecieron justo fuera de su alcance, burlándose de sus intentos vanos de libertad. Derrotada y desconsolada, el destino de Ksusha quedó sellado una vez más cuando su Amo reafirmó su dominio, devolviéndola al cruel abrazo de sus ataduras en cuclillas.<\/p>"