Un vecino de Lalo está obsesionado con él y sus pies. Cada vez que pasa, siempre les presta mucha atención, cualesquiera que sean los zapatos que lleve puestos. Un día, decide tomar una poción de encogimiento. Sabe lo peligrosos que son, pero está dispuesto a hacer el sacrificio de no crecer de nuevo, ya que quiere experimentar los pies de Lalo como nunca antes lo había podido hacer.
El vecino de Lalo entra en su casa y espera un momento en que se recueste. Ahora es un gigante para él, enorme y completamente dominante sobre él. El chico pequeño logra atar a Lalo en el suelo - sus piernas, brazos, manos y... pies con cuerdas.
Al principio, Lalo todavía está descansando, pero luego se despierta, aterrado. El vecino lo mira feliz. Está a punto de usarlo... de la manera que él desee. Al principio, está concentrado en los pies masivos de Lalo. Toma su tiempo para explorarlos, tocar sus plantas, lamerlas. Luego, pasa a su pene. Lalo está curiosamente excitado por las cosquillas en sus pies, y el pequeño comienza a tocar su erección y a intentar hacerle una mamada con los pies. Sus pequeños pies son tan pequeños, pero no hay problema con eso, ya que lleva más tiempo - se sienta en los testículos de Lalo, frotando sus pequeños pies en el pene de Lalo, hasta que ocurren fuegos artificiales y hace que Lalo se corra para él. Lalo se corre en sus pequeños pies, lo que lo excita aún más y lo pone en celo, así que está listo para su turno. Retira la cinta adhesiva que cubre el anillo de la boca de Lalo y lo hace lamer sus plantas, lamer su pie sucio y chuparlo. Al principio, Lalo no quiere hacerlo, pero finalmente obedece. Su lengua es suave al principio, pero el ritmo progresa a medida que mira al pequeño volverse cada vez más excitado. Cuando el pequeño está a punto de alcanzar su orgasmo, pone su pene en la boca de Lalo y eyacula violentamente sobre su cara.
Grabado con un canon g7x mark iii. 1ª y 3ª persona de secuencias. MP4.