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Me estoy preparando para ir a trabajar y me doy cuenta de que casi todos mis pantalones están sucios. La única pareja limpia que me queda en mi armario es la de color verde. Estoy un poco reacia a ponérmelos, ya que no me los he puesto en años... y era una talla o dos más pequeña en ese entonces. Me cuesta mucho ponérmelos, son demasiado ajustados. Una vez que sí logro ponérmelos, me miro en el espejo. Desde el frente... se ven ajustados, pero bien. Desde el lado... ¡guau, me gusta lo que veo! Mis glúteos se ven geniales. Me pongo mis tacones altos y me miro de nuevo desde el lado y la espalda. Me pongo un cinturón para asegurarme de que mis pantalones superajustados se mantengan en su lugar todo el día. Decido que probablemente debería asegurarme de que sobrevivirán el día. Camino por la habitación. Caminar está bien. Me inclino un poco... también está bien. Me inclino más... ¡veo mi trasero en el espejo, se ve increíble, y la costura de los pantalones está aferrándose por su vida! Luego hago la prueba de sentadillas... y ¡RASGADO! Los pantalones se abren de par en par. Me decepciona, estaba deseando usar estos pantalones superajustados todo el día. Examino los pantalones en el espejo para ver cuán malo es el desgarrón. ¿Puedo repararlos? No, están demasiado destrozados.<\/p>"