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La diosa Annabelle regresó a casa después de su almuerzo y sus pies estaban tan sudoros en esos hermosos tacones dorados, así que por supuesto tenía a su Patético Esclavo de rodillas donde pertenecía esperándola para hacer su trabajo. Empezó limpiando los tacones de Su Majestad y luego lavando sus pies divinos con su lengua.
Y como le encanta ver hasta dónde puede llegar su pie profundo en la garganta de su esclavo, decide ahogarlo. Ella siguió estirando su boca hasta que más de la mitad de mis pies talla 40 entraron suavemente por su garganta, usando su boca como si fuera un zapato.
Siguió atragantándose y sufriendo, pero ella no se preocupaba, lo más importante era su propio placer. <\/p>"