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La Diosa Martina está harta de su Familia y amigos que la han defraudado. Lo que incluye a su novio, hermanastra y hermanastro. Termina encogiéndolos hasta convertirlos en bocaditos diminutos y metiéndolos en una bolsa hermética para que no puedan escapar. Casi como si fueran caramelos. Luego se sienta y comienza a comérselos uno por uno. Ella los intimida y los asusta, haciéndoles creer que los va a comer, lo que ella disfruta porque sudan, lo que los hace más dulces para ella. Luego los come y los cubre con su saliva, jugando con ellos con su lengua. Ella disfruta de cada uno de ellos uno por uno y ama el poder que tiene sobre ellos, haciéndolos sentir completamente sin valor.<\/p>"