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Las aventuras con la madrastra son las mejores, especialmente hasta las montañas, pero a veces los más pequeños no están siempre listos para cosas aterradoras como el trineo solo por sí mismos, y además ya has empapado tu pañal. la madrastra te consuela mientras estás aprensivo y escucha tus pequeños miedos. Ella no te empuja, sino que en cambio entiende tus sentimientos y te da opciones suaves. Cuando le dices a la madrastra que solo quieres abrazos, te lleva directamente a casa para cambiarte el pañal y todos los abrazos. la madrastra te enseña a usar tus palabras porque, sin importar lo que estés sintiendo, está bien. Una vez en la mesa de cambio en casa, la madrastra continúa consolándote y consolándote. Después de un cambio suave con mucha loción y talco, la madrastra te mece cerca de su corazón, en sus brazos, donde perteneces.<\/span><\/p>"