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El experimentado ladrón de gatos Jayme ha encontrado una gran casa para robar. Vestida de negro de pies a cabeza, Jayme se cuela sigilosamente por la casa vacía en busca de objetos de valor. Pero cuando Jayme llega a la habitación trasera, se sorprende al descubrir que hay alguien en casa. Jayme intenta huir, pero es rápidamente atrapada y dominada. El hombre no tiene intención de llamar a la policía, en cambio, ata y amordaza a la ladrona para enseñarle una lección. Jayme está acostumbrada a meterse en problemas en su línea de trabajo, pero las cuerdas están más apretadas de lo habitual, y una bola de goma está profundamente en su boca. Mientras Jayme lucha con todas sus fuerzas, se quita los zapatos y su bola de goma la hacen babear por todo el suelo. Pero nada de lo que intenta Jayme la ayuda a escapar; parece que Jayme finalmente ha encontrado a su igual.<\/p>
Todo el bondage es consensuado, y la trama es de lengua en la mejilla.<\/p>"