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Mira que tú, tan desesperado y patético, atrapado en tu pequeño ciclo de humillación—hueles aroma, te masturbas y lloras. Eso es todo lo que vales, ¿verdad? Cada vez que aspiras esos aromas, pierdes un poco más de ti mismo, hundiéndote más profundamente en la oblivión sin sentido donde perteneces. Masturbándote esa pena de pene, esperando algún vestigio de placer que nunca merecerás realmente. Y las lágrimas, oh, esas deliciosas lágrimas, son el toque perfecto para tu degradación. No eres un hombre; eres un espectáculo, una cosa para la diversión, repitiendo tu patético ritual una y otra vez. Cada ciclo te despoja de tu dignidad y masculinidad, dejándote nada más que un desmoronado, lloroso desastre.<\/p>"