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Desvelé mi última invención a Ginary, un dispositivo que había creado específicamente para su placer. El poste hitachi se erguía alto y majestuoso, su diseño elegante y brillando en la tenue luz de la habitación. Con Ginary atada y con una bola mordaza sobre el poste, coloqué el poderoso hitachi directamente contra su vagina, asegurándome de que no habría escape hasta que yo lo decidiera. Al activar las vibraciones pulsantes, el cuerpo de Ginary temblaba y se sacudía de placer. Sus gemidos ahogados apenas podían escucharse sobre el zumbido de la máquina, su placer evidente en su rostro sonrojado, baboso y jadeante. La observé con satisfacción mientras ella sucumbía a la estimulación implacable, sabiendo que estaba completamente a mi merced. Este fue mi regalo para ella, una fuente interminable de éxtasis que solo yo podía controlar. Y mientras me paraba y observaba su forma retorcida, no pude evitar sentir un sentido de orgullo por mi creación y la absoluta dicha que traía al mundo de Ginary.<\/p>
Todo el bondage es consensuado, y la trama es de lengua en la mejilla.<\/p>"