Esta versión muestra primeros planos de las esposas y el bocado.
La ladrona de gatos Calisa es sorprendida mientras intenta escapar. El agresor le pone las esposas en las muñecas detrás del asiento y le ata un bozal en forma de guarda de dientes en la boca. Se escapa rápidamente y la deja sola allí. La posición de las esposas es dolorosa mientras lucha. El espacio reducido y las esposas limitan mucho sus movimientos. El bozal llena por completo su boca y está atado firmemente, lo que dificulta empujarlo hacia afuera. Calisa está frustrada porque alguien la sorprendió, pero no tiene miedo. Saca un pasador de la manga de su guante y trata de desbloquear las esposas. Es un proceso difícil y toma varios intentos. Para cuando se libera y se quita el bozal, ya está cubierta de baba y sus muñecas le duelen. Ahora tiene que decidir si escapa de manera segura o si va tras la persona que robó su botín.